La aventura para vacunarse contra el COVID-19
- Tertulia
- 9 nov 2021
- 5 Min. de lectura
El dilema de irse a vacunar pasa por el compromiso de las personas y no por la estrategia del gobierno para prestar este servicio.
Por Fernando Ross
Una jovencita de 20 años proveniente de una familia de clase media, eso se consideraba. Por tener una casa donde vivir, tener acceso a la educación universitaria, y no tener la necesidad de trabajar, un privilegio que no se daban muchos. Tenía la firme convicción que era una obligación ir a vacunarse.

Toda la semana había planeado ir a ponerse la segunda dosis de la vacuna, así que la fecha indicada seria 28 días después de la primera dosis, salió temprano de su casa. En la primera dosis no hubo ningún sobresalto. Su padre la había acompañado. Primero averiguaron en algunas páginas de las redes sociales, porque en la página del ministerio de salud pública no había registros.
Desde principios del año se escuchaban las noticias del avance de vacunación general por etapas a nivel mundial. Por lo que cuando llegaron al país decidió que ella iba a vacunarse.
En febrero del 2021, habían empezado las jornadas de vacunación, con los primeros lotes. El presidente Alejandro Giammattei anunciaba “Recibí de la ministra de Salud la comunicación del Sistema Covax, donde nos dicen que entre mediados y finales de febrero estaremos recibiendo las primeras 400 mil vacunas, 800 mil dosis, para el Covid-19”.
Decidió vacunarse con la Moderna, que envió al país, Estados Unidos. Se enteró por anuncio que hizo el secretario Seguridad de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, en su visita a Guatemala el 6 de julio. Posteriormente el 21 de julio se dio él envió de más vacunas, todas estas en forma de donación. Por lo constante de los envíos y la seguridad de que obtendría la segunda dosis eligió esta vacuna.
En su pensamiento iban manifestándose todo lo que sucedía en el país, muchas noticias sobre las vacunas. Algunas sobre cuales eran mejores, cuantas dosis se necesitaban, que síntomas causaban. Por otro lado, también escuchaba sobre el chip en la vacuna, el control que iban a sufrir por ponerse la vacuna o que era para un control del crecimiento población. Realmente algunas si son ridículas concluyó.
Específicamente la vacuna Sputnik V, que fue la primera que se compró (3 de marzo), pero en los medios transcendió que el contrato estaba sobrevalorado o no fue bien negociado. Fue hasta el 27 de julio que después de las denuncias presentadas, el presidente y la ministra de salud anunciaron una renegociación. Pasando de 16 millones de dosis por US$160 millones a 8 millones por US$79.600 millones que ya habían sido cancelados.
Para ese entonces cuando iba a vacunarse ya había en existencia otras, la mayoría donadas, como AstraZeneca y Moderna. Hasta septiembre habían llegado a Guatemala más 5 millones, la mayoría donadas por el país del norte e Israel, de la vacuna Moderna. Mientras que por el mecanismo Covax no superaba el millón (724,800 dosis) y más de medio millo de Pfizer. Por otro lado, de la vacuna Sputnik V, registraba más del millón (1,300,000 primeras dosis) y 160 mil segundas dosis, según el Ministerio de Salud.
Claro que pudo haber ido antes, pero las fases de vacunación, se fueron abriendo de manera gradual. La primera fase era para trabajadores de la salud o personas relacionadas a esta, la fase dos para mayores de 70 luego de 50 años y con enfermedades seleccionadas o de mayor riesgo. La siguiente fase fue para los sectores de seguridad y justicia, trabajadores municipales y maestros. La fase cuatro para el resto de la población. Debido a la poca afluencia, la desinformación o el desorden que incluía la ubicación del centro de vacunación, las fases se fueron adelantando.
Por eso se puso la primera dosis de la vacuna el 12 de agosto, casi que en el mismo tiempo que su madre y padre. Tenía dos opciones por registrarse primero por ser estudiante de la universidad y luego por estar en el rango de los 18 a 39 años. Al final se registró por ser estudiante.
El que prefirió fue en un centro comercial de Mixco, por vivir en dicho municipio y por la facilidad que tenia de llegar en transporte público, ya que como el pasaje había subido por la pandemia. Llegar a otros lugares era más caro, además de los riesgos que conllevaba viajar en varios buses.
Al llegar no había segunda dosis, por lo que fue a un centro de vacunación más grande que quedaba en el mismo municipio, sobre su ruta. Había más personas que la acompañaron buscando la segunda dosis. Cuando llegaron le indicaron que ya no contaban con existencias.
Se comunicó con el numero habilitado por el Ministerio de Salud, 1517 para consultar y le indicaron que ese centro contaba con la segunda dosis, pero al hacer la observación, le dieron más opciones, el centro de su primera dosis.
En el camino para el otro centro donde se vacuno por primera vez, iba recordando por que no fue al mismo, lo hizo porque en días anteriores se había suscitado un incidente. En los medios trascendió que habían negado el acceso a las vacunas de personas indígenas. Era una de las excusas que tuvo para ir a otro puesto de vacunación, la otra había sido lo lejos que estaba, la tercera y más practica fue que tenía examen parcial en la tarde, no podía llegar tarde.
Luego de tantos contratiempos pudo llegar al lugar. Había más cola que la primera vez, por lo cual le toco esperar, con paciencia. Para esto ya habían pasado de 4 a 5 horas desde que salió de su casa. Logro registrarse sin ningún inconveniente, solo presentado su carnet de vacunación y su documento de identificación. Luego lleno el formulario y por último después de vacunarse se registró con una firma.
Había terminado su ruta, solo le quedaba esperar que no tuviera muchas secuelas, en la primera dosis no paso mayor cosa por lo que se dirigió a su casa. Claro después de almorzar en el mismo centro comercial al que había ido.
De regreso reflexionaba en que, si le había costado ponerse la vacuna, primero por no informarse antes de salir, luego por el descontrol en la información y por último por no tener centros de vacunación más cercanos a su colonia. Que pasará en las áreas rurales donde por falta de infraestructura y comunicación las personas no tienen un acceso fácil a la vacuna.
La satisfacción de haber completado el proceso fue más grande que las secuelas que sintió por la vacuna. Entender que vacunarse pasa más el compromiso que debe tener las personas y no por la facilidad de hacerlo. Es una forma de madurar y contribuir a la sociedad. Pero por otro lado deja en evidencia que el sistema de salud y el gobierno en general le falta mucho para solventar las necesidades de la población.
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