El hundimiento psicológico por causa virtual
- Tertulia
- 9 nov 2021
- 3 Min. de lectura
El viernes 13 de marzo del 2020 al mediodía de ese día los medios de comunicación publicaron el primer caso de coronavirus en Guatemala, desde ese entonces ya nada volvió a ser igual.
Por Noelia Revolorio

Las clases presenciales se convirtieron en virtuales, donde los catedráticos interactúan con sus estudiantes desde una pantalla, las tareas ya no se entregan en físico, sino de una forma virtual, nadie se imaginó el desempeño que tendrían los estudiantes a semejante modalidad, un cambio que no estaba planeado por el Ministerio de Educación y se vio obligado a darle un giro a la educación en ese año.
A mediados del 2020 los establecimientos estaban planificando como iba a ser el método a utilizar para que los maestros impartieran sus clases a los estudiantes en el siguiente año. El 23 de marzo del 2020 El Ministerio de Educación habilitó varias guías de estudio para los estudiantes, que serían vistos a través de radio, televisión, medios digitales y prensa.
Iván es un joven de 24 años, él trabaja en una tienda de ropa, su horario de trabajo es de 8am a 5pm de lunes a sábado también estudia Derecho en la Universidad de San Carlos de Guatemala, su facultad no estaba preparada para impartir clases virtuales pero debido a la pandemia tuvieron que adaptarse a esta nueva modalidad. El horario de clases Iván es de 05:30 a 08:30 pm, son 3 horas de clases las cuales se imparten a través de Zoom una aplicación adaptada para crear reuniones virtuales con un límite de tiempo.
Para Iván ha sido muy estresante recibir clases virtuales pues esto ha hecho que sufra de estrés, dolores de cabeza, ansiedad e insomnio; Iván sale del trabajo y en su regreso a casa el viene en el bus recibiendo clases, cuando llega a su hogar, se va directamente a su habitación a sentarse en su escritorio y recibir los siguientes cursos, cuando termina, baja de su habitación y come algo ligero, luego se sienta a estudiar, no tiene un horario especifico pero la mayoría de veces suele quedarse dormido en su escritorio, cuando siente se pasa a su cama y se levanta a las 5:30 de la mañana para seguir su rutina diaria.
Así mismo Emiliano de 11 años estaba cursando cuarto primaria, su maestro en ese entonces no se reportó, Emiliano tenía el año perdido pues sus padres no compraban el periódico para obtener sus guías, tampoco escuchaban la radio, no tenían antena para ver la televisión y el acceso a internet era nulo, su abuelo Carlos se encargaba de él y de su hermano Emanuel en ese entonces, pues los padres de ellos estaban trabajando y no tenían tiempo para encargarse de su educación. A inicios del 2021 la abuela de Emiliano se hizo cargo de él y de su hermano, con ella tienen acceso a internet y también cuentan con materiales de trabajo para poder realizar sus tareas, en febrero del mismo año
Emiliano pasó a quinto primaria y su escuela ya estaba organizada para impartir sus respectivas clases, el método consistió en que cada maestro creara su grupo de WhatsApp con el número de teléfono de los padres de sus estudiantes, para mandar por ese medio las tareas respectivas de ese día; el maestro manda las tareas en la mañana y los estudiantes tienen hasta la mañana siguiente para tomarle foto y mandar sus tareas al chat de su catedrático, esta modalidad es de lunes a viernes.
Emiliano pasa todo el día haciendo tareas en un horario de 10:00 am a 06:00 pm, él ya no tiene tiempo para jugar y el cambio tan drástico que ha tenido a sus 11 años ha sido muy pesado para él, a su temprana edad ha sufrido de dolores de cabeza, ansiedad y cambios de humor.
Las clases virtuales han venido a evolucionar a la educación en Guatemala, siendo obligada por la pandemia. A raíz de esta modalidad los estudiantes han presentado daños psicológicos pasando más horas tras una computadora o un móvil, donde el cuerpo ha llegado al punto de pedir a gritos un descanso, causando el derramamiento de lágrimas por estrés y ansiedad, por querer salvar un curso, etc.
El cuerpo requiere de movilidad completa y no solo de los dedos tecleando un móvil o una computadora esto crea que los jóvenes no interactúen en la vida real con otras personas, sino de una manera virtual, creando un mundo fantasioso tecnológico.
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